Raum der Stille (Sala del silencio)

Estaba usted en la Pariser Platz, rodeado de berlineses y visitantes, admirando la Puerta de Brandemburgo... y, de repente, se hace el silencio. La Habitación del Silencio está diseñada para ofrecer precisamente eso: Paz y relajación. Y en una de las atracciones más populares de Berlín.

Silencio en el centro de la ciudad

Desconectar, rezar, recordar, meditar y reflexionar: la Sala del Silencio es ideal precisamente para estas actividades. Simplemente está ahí para cualquiera que necesite tiempo para reflexionar en un ambiente tranquilo y neutral. Todo el mundo está invitado a quedarse tranquilamente. Simbólicamente, la Sala del Silencio también representa la tolerancia entre las personas, sin violencia, odio ni xenofobia. La sala, de 30 metros cuadrados, está modestamente amueblada. Lo que más llama la atención es el tapiz tejido por Ritta Hager. Luz que penetra en la oscuridad es el título de la decoración de la pared. En contraste con la habitación del silencio, la antesala está pintada de otro color. El color azul de las paredes garantiza la relajación de todos los visitantes. Así comienza la primera fase tranquilizadora antes de que el visitante entre en la Sala del Silencio para sumirse en sus pensamientos.

Inspirada en el modelo americano

La idea de la Sala del Silencio se basa en una sala de meditación creada en Nueva York en 1957. El entonces Secretario General de la ONU, el sueco Dag Hammarskjöld, mandó crear una sala minimalista en el edificio de la ONU, libre de elementos decorativos religiosos. en 1988, la visión de un espacio abierto se retomó en la RDA. Tras la reunificación, la idea se consolidó y en 1993 se formó un grupo de iniciativa. La primera tarea complicada fue encontrar una ubicación adecuada para dicho espacio, ya que debía situarse lo más cerca posible de la antigua frontera. El 27 de octubre de 1994, la Sala del Silencio abrió por fin sus puertas en el pórtico norte de la Puerta de Brandemburgo.

Desde entonces, más de 100 personas de las más diversas procedencias y religiones acuden diariamente a este lugar para tomarse un breve o prolongado descanso de la ruidosa y palpitante metrópolis.

Horarios de apertura